jueves, 11 de enero de 2018

Fire and fury
Por Luis Tavera
Los grandes medios de comunicación han encontrado en el polémico libro “Fuego y furia”, del periodista y exasesor de Donald Trump, Michael Wolff, una gran herramienta para sacar punta a los señalamientos de la supuesta “incapacidad mental” del mandatario estadounidense. Pese a que las primeras ediciones del texto comenzaron a venderse hace pocas horas, el trabajo está hecho: la prensa mundial comenta los matices más domésticos de la obra y del autor; enumera las frases más provocadoras de altos funcionarios sobre la personalidad del Presidente y destaca las reacciones vía Twitter del magnate neoyorquino. Pero esta cobertura tiene un denominador común en casi todos los tabloides y platós de televisión: se ignora o desestima el contenido mismo de las citas textuales atribuidas por Wolff al también exasesor de la Casa Blanca, Steve Bannon, sobre los planes de la administración Trump para Medio Oriente. El silencio de Bannon y la ofensiva personal del propio Trump contra quien fuera su estratega en jefe confirman que aquí reside todo el interés real detrás del escándalo.
Antes de enfocarme en este último aspecto, hay que decir que, sea cual sea la veracidad de las “revelaciones” de Wolff, lo cierto es que resulta altamente sospechoso su ascenso vertiginoso entre los principales colaboradores de Trump y el acceso privilegiado a información interna que pudo obtener gracias esa influencia. No es descabellado pensar que se trate de otro de los planes originalmente concebidos para beneficiar mediáticamente a la figura del jefe de Estado, pero que se extraviaron en el camino y ahora tienen múltiples efectos indeseados e incluso contrarios. Las filtraciones de interés geopolítico son uno de ellos.

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